viernes, 15 de noviembre de 2013

¿Qué leen los paraguayos? (IX)

Ranking de libros más vendidos en Paraguay en la última semana (*)

Extranjeros



1. Bajo la misma estrella, de John Green. (Nube de tinta).

2. El estafador, de John Grisham. (Plaza Janés).

3. Inferno, de Dan Brown. (Planeta).

4. Partials. La conexión, de Dan Wells. (V & R Editores).

5. La prueba del cielo, de Eben Alexander. (Planeta).


Nacionales





1. La pasión de Lucrecia, de Carlos Mateo Balmelli. (Santillana).

2. El trueno entre las hojas, de Augusto Roa Bastos. (Servilibro).

3. Los invencibles y otros cuentos, de Nicolás Lithitx. (El Lector).

4. La babosa, de Gabriel Casaccia. (Intercontinental).

5. Pueblos jesuíticos del Paraguay, de Javier Yubi. (Servilibro)



(*) Fuente: Quijote. 

Hay que limpiar la mierda



Son las 2 AM. En 17 horas debería comenzar una gran movilización ciudadana en contra de la administración actual de la República. En un país que sigue apoyando enormemente el autoritarismo y el dirigismo, esto representa un gran desafío. Manifestarte en Paraguay aún es visto como algo indecente, fuera de lugar, pecaminoso y hasta, muchas veces, antiparaguayo. El mito que se sigue vendiendo de que este es un pueblo guerrero se destruye a diario. Y para bien. Cada sociedad tienen individuos diferentes y la historia no posee leyes uniformes para catalogar a un grupo de personas solo por haber nacido en un lugar similar.

Aunque hay rasgos en comunes. En estos más de doscientos años de vida republicana, los gobernantes no han hecho otra cosa que joder a la gente. Siete dictaduras y algunas dictablandas han marcado más de la mitad de vigencia de la fundación del país sudamericano. Y, aunque parezca algo digno de sociedades trogloditas, hoy está en el poder el Partido Colorado, que ha sostenido a la última dictadura militar. Ojo, pero llegó por la vía democrática. (A veces, la democracia es más fácil y barata). 


Lo cierto ahora es que hay mucha indignación en el país, porque la mierda apesta y no recibe tratamiento adecuado. La clase política paraguaya (líderes y parlamentarios del Partido Colorado, del Partido (anti)Liberal, el Partido (fascista) Unace, el Partido Patria Querida, el Partido País Solidario, etc.) ha demostrado una vez más que está a la altura de un sistema corrupto, canceroso, podrido pero fuerte, y que le importa un pepino encausar la institucionalidad, el respeto por los valores democráticos o la construcción misma de justicia. 

Pero también la clase social es peligrosa. Y no solo porque, en su mayoría, es católica hipócrita y amante de las discusiones baladíes, sino porque aún tiene una línea de pensamiento autoritario. Esto nos grafica el Latinobarómetro de este año. Si creíamos que el stronismo o el pensamiento retrógrado estaban lejos de nuestra realidad, el informe nos muestra lo contrario. "Paraguay tiene los niveles más bajos de apoyo a la democracia en el año 2005 con el 32%, pero alcanza también 33% en 2007, y anteriormente había alcanzado 35% en 2001. La alternancia en el poder en Paraguay el año 2008 fue la última de la región que terminó con la dominación de Partido Colorado que había gobernado 61 años. A partir del 2008 se ve el impacto de la alternancia llegando a tener 53% de apoyo a la democracia", indicó el Latinobarómetro.

"Al mismo tiempo cabe destacar que Paraguay es el país de la región con la mayor cantidad de personas que prefieren el régimen autoritario con un promedio de 34% en el período 1995-2013. En efecto este ha aumentado de un 20% en 1995 a 32% en 2013, habiendo alcanzado un máximo de 44% en 2005", señaló el informe.

No es que la democracia me guste mucho. Eso de que te cobren impuestos sin preguntarte solo para establecer privilegios y hacer obras de caridad con el dinero de otros es de gente maleducada. Pero lo concreto es que vivimos bajo un sistema democrático (al menos legalmente desde la Constitución de 1992), que nos ha dado algunos respiros, como la relativa libertad de expresión y de prensa que gozamos, libertades políticas, etc.. También nos ha dado dolores de cabeza (como Lino Oviedo, Patria Libre, el burro de Oscar Tuma o el sinvergüenza de Víctor Bogado) y preocupaciones cada vez mayores. 

La inseguridad en la que hoy vivimos impresiona. Dejando de lado las manifestaciones caricaturescas de la derecha (que pide más fascismo) y de la izquierda (que pide protección para los criminales y delincuentes) la realidad de hoy es que no vivimos bien. Te asaltan, te violan, de atropellan, te cobran más impuestos, te piden que votes, etc.

La leyenda urbana de la historiografía estadounidense cuenta que al salir del Salón Independencia de Filadelfia, una mujer le preguntó al gran político y científico Benjamín Franklin, luego de elaborar la Constitución, ¿qué país le estaban legando? A lo que Franklin contestó: "Una república, si saben mantenerla". 

Muchos querrán abanderarse con la marcha de hoy. El pelotudo del sacerdote Lugo lo hizo con la manifestación del 2006 y terminó causando vergüenza ajena y problemas. Así que a tener ojo con los autoproclamados voceros de la ciudadanía. Que la emoción empática no nuble las intenciones que tienen los otros políticos. Dejémonos de abstracciones baratas. La protesta debe demostrar que la gente está harta de tanta porquería política y mediática, hastiada de la caradurez y la indecencia. Me parece bien si alguien quiere ir hoy a la plaza a defender la democracia o la patria que nos legaron los mayores (?). 

Pero sería mejor demostrar indignación y pavor por las mentiras y la ineficiencia de los que administran este país. Una minoría privilegiada nepotista, corrupta y podrida no puede ni debe guiar el curso de la historia a una barbarie. Nadie está condenado. Paraguay no tiene un destino final. Sí tiene la oportunidad de crecer como lo está haciendo su economía y de desarrollarse. Los paraguayos tienen derecho a ser felices como cualquier habitante del planeta Tierra.

Pero antes de eso, hay que limpiar la mierda. Y con papel higiénico, tratado filosófico, puteada, escrache, no voto, no impuesto o boicot se pueden dar los primeros pasos. No somos la nación del Dr. Francia o la de Eligio Ayala, no estamos en guerra internacional ni buscamos emancipación política, aquí se trata de la lucha por dignidad y la libertad individual. 

¿Comienza todo hoy a las 19 en la Plaza Uruguaya?