jueves, 8 de septiembre de 2016

Amicus ABC Color, sed magis amica veritas

Comunicado a la opinión pública

Comencé a escribir en ABC Color a los 14 años, cuando apenas comenzaba el noveno grado de la Escolar Básica, a los 17 fui coordinador del suplemento Periodismo Joven, a los 18 ya pasé a la sección Política, a los 20 tenía una columna en el área de Internacionales y un blog muy leído (Roarkmanía) y a partir de los 25 edité la sección de Ciencia y Tecnología del diario. Cuento esto porque quizás sea uno de los pocos jóvenes del país que pudo tener el privilegio de trabajar y disfrutar al mismo tiempo de la libertad de expresión y de prensa con profesionales de primer nivel.


Ser un trabajador de ABC Color significa pasar por la mejor facultad de comunicación del país. Más que una escuela o familia, el diario conservador nacionalista y liberal (todo al mismo tiempo) es una universidad. Que una persona visionaria como Aldo Zuccolillo emplee a un periodista abiertamente ateo, apátrida, anarquista libertario (con recursos limitados, para no decir pobre) y ultraindividualista es signo de un cambio en el país. 

Por varios años, no experimenté ni la censura ni la persecución y me sentía protegido por el liderazgo de ABC Color en representación del cuarto poder. El diario no se interpuso jamás en mi carrera académica o intelectual independiente, es más, incentiva y apoya la formación de sus empleados. Las llamadas de atención del director nunca se basaron en mi desempeño como periodista, así que sí gozaba de mucha libertad en el medio, pero no de privilegios.

Desde mi primer artículo sobre el choque generacional (para no contar el título) hasta mi última entrevista al científico del grupo que descubrió el exoplaneta Próxima b, puedo afirmar que e
stoy muy orgulloso y agradecido por haber pertenecido al periódico más importarte del Paraguay.
Una de mis últimas entrevistas para ABC Colora los filósofos Francisco
Martín Cabrero (izq.) y José Manuel Silvero, sobre multiculturalismo,
pluralismo y filosofía.
(Fotógrafo: Diego Peralbo/ABC Color)

Sin embargo, desde hace algunos meses, y en medio de una crisis y transformación de los medios de comunicación a nivel mundial, el diario está cambiando de manera acelerada y a veces, descontrolada y no pensada. En medio de la persecución sindical, me era difícil desempeñar mi labor como comunicador.

Decía Aristóteles: “Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”. En mi caso, y muy modestamente, podría decir lo mismo con el diario. Después de casi 14 años, renuncié a ABC Color por la falta de libertad de expresión y persecución sindical desde la asunción de un nuevo Comité de Delegados. Sigo defendiendo el libre mercado, porque no solamente es moralmente sano el intercambio libre de la producción humana, sino porque fomenta la creatividad, inteligencia e innovación que requiere la sociedad del conocimiento.

Pero la libre empresa no otorga una licencia de maltrato o persecución, como todavía pretende el empresario medieval paraguayo. Son otros tiempos y los juegos democráticos deben ser bien jugados, aunque pertenezcamos al sector privado. En algún momento, este país debe civilizarse y el empresario que no se adapte, que no se reeduque, fracasará.


Nos debemos respeto entre todos los que apuntamos a un país mejor, a pesar de las grandes diferencias. Porque hay oportunidad, pero la violencia, la injusticia y el autoritarismo siguen poniéndonos frenos para llegar a un progreso y desarrollo efectivo y duradero. La libertad está en peligro.

Yo, como otros colegas y conocidos, formo parte de la tradición humanista que defiende la libertad de expresión sin límites, de los que optamos por el diálogo a la imposición, la rebeldía ante el conservadurismo, los argumentos filosóficos y científicos antes que los textos sagrados. Y esa tradición la forjé, en gran parte, en ABC. En parte, el diario acentuó mi rebeldía.
ABC Color tiene en su plantel a brillantes periodistas, columnistas, editores, publicistas, diseñadores, infógrafos, secretarias y colaboradores que no son respetados a pesar de lo mucho que dan y entregan a la empresa. Y ojalá  ABC no cometa el error de seguir ninguneándolos. Porque puede perder a varios.

El Sindicato de Periodistas del Paraguay es una muestra de los cambios que se presentan en el país. El gremio pasó de los conflictos ideológicos naturales a concretar la unidad en la diversidad de las nuevas generaciones de periodistas. Y ahora tiene la misión de conseguir un aumento salarial general en todos los medios de comunicación. Solo ABC Color aumentó, en pequeño margen, el salario a sus empleados.

Las injusticias se cometen en los mismos canales de la desesperación de un pueblo tan maltratado, postergado y sometido a políticos mediocres, religiosos trogloditas y empresarios inescrupulosos a lo largo de su historia. Un pueblo silenciado y violentado en el nombre de Dios, la patria, el dinero y la droga. 


Hoy el narcotráfico, la narcopolítica, la mentalidad autoritaria y el silencio son cánceres que pudren a la sociedad mínimamente plural que se está construyendo en el siglo XXI. Si para evidenciar que, a pesar de lo que diga el Gobierno, estamos mal, a pesar de lo que diga ABC, allí también estamos mal, hay que dar un paso al costado, entonces, algunos estamos dispuestos a renunciar a nuestra silla cómoda de una redacción. 

Y hoy me toca renunciar a ABC Color, pero no a mis principios ni a mis compañeros. Yo soy alumno y amigo de ABC, pero más alumno y amigo de la verdad. Renuncio al diario. No a mi libertad, lo único sagrado que puede tener un ateo materialista bungeano que también se adaptó a la isla rodeada de tierra.



Asunción, 7 de setiembre de 2016