jueves, 5 de julio de 2012

Muchos terminan la universidad con fotocopias, sin leer libros, dice Viveros




Javier Viveros, escritor y analista de sistemas, señala que lamentablemente muchos siguen terminando la universidad sin leer un solo libro y con apenas algunas fotocopias, pero que eso se invierte con la implementación de las TICs. Indicó que el Premio Cervantes, Augusto Roa Bastos es, por lejos, el astro más fulgurante de la galaxia de letras en Paraguay. Viveros indica que se puede vivir de los libros en Paraguay únicamente si uno es editor o dueño de imprenta, pero no escritor.

Javier Viveros nació en Asunción en 1977. Es Analista de Sistemas e Ingeniero en Informática. El ejercicio de su profesión lo llevó a trabajar varios años en diversos países de África y América Latina. La luz marchita, su primer libro de cuentos, fue publicado en el 2005. Dio a conocer también los poemarios Dulce y doliente ayer, En una baldosa (haiku), Mensajeámena (poemas en SMS), Panambi Ku’i (poesía en guaraní) y los libros de cuento Ingenierías del insomnio y Urbano, demasiado urbano.

Publicó también
Ñe’ënga Jarýi, con ñe’ënga de su propia cosecha. Su última obra, Manual de esgrima para elefantes, está constituida por cuentos ubicados en el continente africano. Ha sido premiado en algunos concursos locales y extranjeros, entre los que cabe destacar el Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo 2009, donde su texto “Misterio JFK” fue elegido finalista. En el 2012, una editorial de Tokio tradujo al japonés sus haiku de En una baldosa (http://goo.gl/mcQqQ).

Textos suyos integran antologías como la alemana
Neues Vom Fluss, la argentina Los chongos de Roa Bastos, la cubana Cuentos del Paraguay, entre otras. En el rol de editor literario ha compilado Punta Karaja, cuentos paraguayos de fútbol. Escribe además letras para canciones y últimamente guiones para historieta. Es colaborador esporádico del Correo Semanal del diario Última Hora; escribe con irregularidad en Twitter (@javierviveros) y en su blog http://www.javierviveros.com

-¿Qué significan los libros para vos?
-Son compañeros de viaje y amigos entrañables. Vivo rodeado de ellos, nunca falta uno en mi mochila.


-¿Ser escritor en Paraguay es una carga o un privilegio?
-Ser escritor o ejercer cualquiera de las ramas del arte es un enorme privilegio en un país como el nuestro, donde la mitad de la población vive por debajo de la línea de la pobreza.

-¿Se puede vivir de los libros en este país?

-Claro que sí, si uno tiene la suerte de ser editor o es dueño de una imprenta.
Pero si uno es escritor lo veo como algo improbable, máxime considerando lo diminuto que es nuestro mercado y el limitado sistema de distribución de nuestra industria editorial.

-¿Cómo se crea un cuento? ¿Cuál es el método?

-Conjeturo que esta pregunta puede tener tantas respuestas diferentes como cuentistas la enfrenten. No hay un método único o universal. En mi caso particular, el combustible lo constituye la lectura heterogénea. Un suceso o anécdota puede servir de semilla para la creación, voy armando la historia en mi cabeza, uniendo las piezas, haciendo que la imaginación trabaje a destajo.

Llega un momento en el que el argumento de la historia está listo y resta definir el aspecto técnico (punto de vista del narrador, estructura, tiempo verbal, etc). Después, es simplemente agarrar la computadora y empezar a dar cuerpo al argumento, es tiempo de tomar ese esqueleto que tengo en la cabeza para agregarle órganos internos, músculos y tendones.
Pero siempre tengo que tener pensado el esqueleto completo de la historia. No me sucede aquello de personajes que se rebelan y hacen su voluntad a través de las páginas o giros que no tenía previsto.
-¿Ser poeta es diferente a ser novelista o se complementan?
-Son muy diferentes. Territorios disímiles. Pero son a la vez conjuntos que pueden intersecarse: hay novelas que tienen gran belleza poética como
El Otoño del Patriarca o el Werther de Goethe.

-¿Es la literatura paraguaya universal?
-
Lo es, porque temáticamente -como todas las literaturas- narra las venturas y desventuras del animal humano. Aunque su llegada no es universal, pero esto ya guarda relación con los dictados de las editoriales internacionales, que a su vez obedecen a las exigencias del mercado.

-¿Quiénes serían los escritores paraguayos más representativos de toda la historia?
-
Augusto Roa Bastos es, por lejos, el astro más fulgurante de nuestra galaxia de letras; también está Gabriel Casaccia, que es nuestro Dostoievsky. Y, aunque la envidia y el rencor de los espíritus enanos quieran negárselo, el lugar que merece Helio Vera es indiscutible, por su obra de acabada maestría en el género cuento.

-¿Considerás que la digitalización de los libros ayuda a difundir las obras?
-
Sí. Categóricamente. Es gracias a las páginas metamorfoseadas en bits que podemos tener acceso a libros que de otro modo no leeríamos. Internet juega aquí un papel fundamental, facilita demasiado la consecución de obras ajenas y la distribución de las propias. Un libro que publiqué en papel tuvo una tirada de 300 ejemplares, cuando lo levanté a mi blog en formato PDF, el archivo fue bajado más de 800 veces, aun de lugares allende nuestras fronteras.

-¿Es la Libroferia de Asunción uno de los eventos culturales más importantes del país?

-Lo es, sin resquicios para la duda. Ningún otro evento logra la confluencia en tiempo y espacio de tantos libros y actividades relacionadas a ellos.

-¿El "paraguayo" lee poco o esto es un mito?
-
Generalizar es siempre incurrir en una injusticia. Si bien –por variables demográficas y el auge de las TICs– ahora se lee mucho más que antes, podría afirmarse que sigue habiendo una mayoría no lectora. En mi ámbito laboral he conocido personas que nunca han terminado un libro y es ciertamente una clara señal de que algo no anda bien con el sistema educativo (que en el colegio se hacen lecturas fragmentarias de las obras, que en muchas universidades se llega el título merced a fotocopias y resúmenes que solo ejercitan la memoria, etc.).

-Si fueras un protagonista de Fahrenheit 451, ¿cuál libro memorizarías y por qué?

-Sin pensarlo dos veces, yo sería
Ficciones, de Borges. Por lo mucho que significa ese libro para la literatura en lengua española y aun para la literatura. En lo personal, esa obra me llegó cuando tenía la cabeza habitada de obras griegas, latinas y del Siglo de Oro español; entró a mi vida ese libro y me llenó de una sensación de extrañeza, fue como un derechazo franco a mis hemisferios cerebrales. Una inquietante perfección se encastilla en sus páginas. Cada año disfruto releyendo alguna de sus joyas.

-¿Te animás a hacer una predicción del futuro de los libros?
-
Cambiarán de forma de la mano de la tecnología, lo están haciendo ahora mismo con la explosión de los libros digitales. Pero cambiarán solo en lo externo, porque en el fondo seguirán siendo los grandes depositarios del conocimiento de la humanidad.

Ping-pong literario

-¿Poesía o ensayos?
Poesía.- ¿Cuentos de terror o novelas de ciencia ficción? Cuentos de terror (tremenda disyuntiva).- Libro que te marcó: Cristo vs. Arizona, delirante obra de Camilo José Cela.
- Lugar de Asunción para leer: La biblioteca del CCPA.
- Libro que no hay que leer:
La traducción, -mil veces pésima- que del Sepher Yezirah hizo Haromir Hladík.
- Lugar de Asunción para escribir: Cualquier biblioteca, supongo.
- ¿Impreso o ebook? Impreso (aunque también leo en Kindle).
- ¿Teclas o bolígrafo? Teclas, por demolición.
- Un escritor que te decepcionó: El Don DeLillo de Players.
- ¿Televisión o internet? Internet.

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