jueves, 20 de diciembre de 2012

Antes del fin del mundo



Había abierto las páginas de la revista educativa de Última Hora. Traía algo sobre el cometa Elenin (que murió con más penas que glorias) y un recuadro que incluía la supuesta controversia sobre el fin del mundo en el 2012. Pedía a los chicos lectores que “alquilen balcones” para ver lo que sucedía. Efectivamente, usé esto en mi charla sobre “El fin del mundo desde la óptica científica“, que la ofrecí en el ciclo de conferencias de APRA el año pasado.    

Hace unas dos semanas, miembros de Rama Paraguay se acercaron al diario para que les haga una nota sobre “el fin del mundo.” Me dijeron que no habrá ningún desastre este 21 de diciembre, porque los extraterrestres ya se lo habían dicho meses atrás. Lo que sucederá, es que “habrá cambio de mentalidad o espíritu.” Podrán tildarme de cerrado, poco objetivo, pero en honor a la objeción de consciencia, no publiqué la nota.    
 
Michael Shermer, en su libro ¿Por qué creemos en cosas raras? enumera una lista breve de motivaciones profundas hacia las cosas raras:

-Credo consolans: la razón principal de que la gente crea en cosas raras es que quiere creer en cosas raras, ya que se sienten bien al hacerlo además de ser reconfortante. Establece un consuelo y ese consuelo se da en casi todas partes del planeta;

-Gratificación inmediata: muchas cosas raras ofrecen gratificación inmediata, por ejemplo, las llamadas a los 0900, que imponen un nuevo modelo de ?psicoterapia? y hasta asesoramiento espiritual, por una buena cantidad de dinero, dependiendo de la cantidad de tiempo en las conversaciones;

-Simplicidad: la gratificación de las creencias de cada uno es mucho más fácil cuando se ofrecen explicaciones simples de fenómenos que con frecuencia son complejos y contingentes. Las explicaciones científicas son complicadas y para entenderlas, se requieren formación y esfuerzo. La superstición y la creencia en el destino y en lo sobrenatural ofrecen un camino más fácil a través del complejo laberinto de la vida;

-Moralidad y sentido: en la actualidad, los sistemas científicos y seculares de moralidad y sentido han sido relativamente poco convenientes para la mayoría de las personas. La gente se pregunta si ante la ausencia de una entidad divina, por ejemplo dios, se tendría un sistema moral; y,

-La esperanza en lo eterno: fuerte apego a promesas irreales de una vida mejor fuera de este planeta y de esta existencia, combinado a una fuerte dosis de intolerancia e ignorancia que forjan a los ciudadanos.    
   
El mito del fin del mundo ya está refutado. Lo que me sorprende es la cultura que se crea con ella. Lamentablemente, algunos ya sufren de docefobia, o la fobia del fin del mundo. En estas pocas horas que faltan para un nuevo solsticio de verano hay que tener cuidado con los que nos rodean. Pareceré repetitivo, pero hay que conversar con amigos, familiares y conocidos sobre el tema. ¡Porque realmente hay gente que cree que el mundo acabará en unas horas! Esto posibilita no solo el nerviosismo, la ansiedad, el miedo y la desesperación, sino también la violencia, el caos y hasta el suicidio.    
   
En algunos países de Oceanía ya es 21 de diciembre. Y hasta el momento, ¡nada ha pasado! Pero la gente crédula sigue firme. El combate a la ignorancia es un arduo trabajo y a veces agota, pero reconforta. Vendrán otros “21 de diciembre“, porque simplemente hay gente que demasiado quiere creer. Pero también estamos los escépticos, que tratamos de entender el mundo con ojos naturales. ¡Feliz Día del Escepticismo!

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