Quizás pocos hoy recuerden la historia mitológica de Horus, el iniciador de la civilización egipcia, quien "había nacido de una Virgen" y posteriormente realizó algunos cuantos milagros a orillas del Nilo. Esta deidad también fue crucificada y resucitó al tercer día. La diferencia con el carpintero judío es que esto sucedió unos miles de años antes.
Aunque la historia de Jesús, de Horus o incluso de Krishna, el dios hindú que fue crucificado en un árbol, parezcan fantásticas, hay otras que sí están documentadas y no necesitaron religiones para que se conozca la trama.
La persecución y muerte de Hipatia de Alejandría o de Giordano Bruno son ejemplos elocuentes de lo que verdaderamente es tener ideas diferentes en sociedades intolerantes. La primera fue masacrada por proponer una filosofía más liberadora en su época, en manos de los primeros cristianos. Mientras que Bruno fue quemado en la hoguera por hereje. Tenía ideas revolucionarias incluso dentro de la teología cristiana y también en astronomía.
¿Qué nos importa a los ateos Semana Santa? Por vez primera escribo en La Isla, porque me siento un poco más libre que en otros espacios. A los ateos no nos interesa que los cristianos celebren la muerte de su líder, sino el intento enfermizo de cientos de ellos de pretender que la moral cristiana esté vigente en estados laicos, como es el caso de Paraguay.
Uruguay aprendió hace más de 100 años que la sociedad era heterogénea y que hay diversos credos y ausencias de ellas, por lo que, en vez de Semana Santa, se instauró la Semana del Turismo, vigente hasta nuestros días. Este país sudamericano tiene una de las tasas más altas de ateos y así también de índices democráticos, sin inferir que exista alguna correlación.
Es verdad que el cristianismo sigue siendo la religión con más adeptos en Paraguay. Pero, los referentes del catolicismo, especialmente, deben entender que Paraguay no es un país católico por excelencia, sino uno con varias creencias religiosas y con ateos y agnósticos que nada tienen que ver con la tradición cristiana.
Es muy soberbio, por parte de los cristianos, celebrar el plan maléfico de un dios que planeó la muerte de su propio hijo (de él también, al mismo tiempo) para sanar de los pecados que él mismo había inventado con las reglas que él mismo había impuesto, supuestamente, tiempo atrás.
Es ilógico pretender que las personas inteligentes sigan una moral que no es de este planeta, una moral que exige el odio a la materia, es decir, el odio al ser humano y a todo lo que le rodea, una moral exige el sometimiento del librepensamiento, con la supuesta recompensa de que en algún momento de la historia, irás a un lugar llamado paraíso a encontrarte con miles de generaciones en una felicidad infinita.
Hasta donde sabemos no hay dioses ni paraísos, solo un bello lugar para vivir de acuerdo a lo que pensamos: la Tierra. Lamentablemente, en pleno siglo XXI la gente sigue muriendo a causa de creencias sobrenaturales, de posturas irracionales que lo único que consiguen es profundizar el desestendimiento entre la humanidad.
No nos hace falta un dios y mucho menos religiones que separan a los habitantes de una sociedad. Este es el momento en que podemos entendernos más.
La burla a las creencias irracionales no es una licencia por ser ateo, es un privilegio de quien no teme a la oscuridad y es un monumento a la libertad de expresión. Los que no creen en esa libertad son los que piden mordazas y el supuesto respeto.
Personalmente , me cuesta respetar a quienes promueven el odio entre los seres humanos predicando un supuesto mensaje de paz.
Que se aguanten, el mundo cambió hay que adaptarse. Estas minivacaciones hay que tomarlas como una verdadera reflexión de los daños causados por la religión cristiana y a evitar que sus dogmas se sigan imponiendo en una sociedad que tiene que mirar para adelante y apostar por el desarrollo tecnocientífico.
Lo de Jesús fue una joda bien montada para cerebros involucionados, ¡es hora de cambiar la historia!
Y termino allí porque debo ir al asado ateo de APRA.
¡Felices pascuas! ja ja
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