lunes, 6 de agosto de 2012

"Al arte hay que dignificarlo, no sacralizarlo"




Falta dignificación del arte y no sacralización, asegura el pintor paraguayo Federico Caballero Mora, quien el 10 de agosto presenta “Muestra retrospectiva”, colección de sus obras en el Teatro Municipal. El artista, quien se define como realista ecléctico, afirma que la pintura evolucionó en Paraguay en los últimos años.


La exposición se llevará a cabo en el Café del Teatro Municipal de Asunción (Pte. Franco y Alberdi), el viernes 10, a las 20 horas. Los cuadros se exhibirán para deleite del público y también estarán a la venta. Los precios oscilan entre Gs. 400.000 y Gs.  2.000.000, aunque hay un par de pinturas de las que no se quiere desprender, por lo que podría ponerles un precio superior a Gs. 5.000.000.  



-¿Qué significa el arte para vos?   
-Es la imagen producida desde una cosmovisión del mundo, advirtiendo qué imagen en su etimología, parte de la imaginación y no se remite únicamente a lo visual.    

-¿Qué pintás?   

-Lo que mi humor me deja pintar. Es importante acostumbrarme a producir humor, para tener reservas creativas a la hora de realizar pedidos concretos o incluso trabajar bajo presión, por eso creo que los artistas consagrados que superaron todo compromiso ya no tienen gracia, no les hace falta.    


-¿Cuál es el proceso de la pintura? ¿Es diferente a otras artes?   
-Supongo que no es muy diferente, en principio se ve al arte como un hotel al cual uno va a pasar una temporada aún sabiendo que dentro hay una universidad para la auto-superación. Algunos no queremos salir nunca de ese hotel (donde además es posible que un pintor y una bailarina se enamoren).    

-¿Tenés un estilo propio?   

-Si hay una retórica en mis pinturas se debe a mi gusto por los distintos realismos, sin ánimo de desprenderme de la riqueza espiritual que contienen otros estilos atribuidos a artistas que me han sorprendido gratamente a lo largo de mi carrera. Sería una suerte de realismo ecléctico, aunque me vea en un contrasentido.    

-¿De qué trata esta muestra retrospectiva?   

-En términos rioplatenses, diría que me estoy haciendo cargo de lo que pinté, aunque con mucho orgullo, pues si bien en épocas anteriores (los 90) priorizaba un impresionismo mayormente abstraído de un entorno social cuya complejidad superaba mi capacidad de análisis, esas obras probablemente representen el único desafío que afronté con madurez en el pasado.    

-¿Cultivás otras formas de arte además de la pintura?   

-Soy músico autodidacta y alguna vez escribí poesía. Pero no me siento un músico frustrado, logro mi cometido cuando estoy harto de escuchar música corriente y tomo la guitarra.    

-¿Evolucionó la pintura en Paraguay?   

-A paso de hombre, es cierto, y de hombre paraguayo, que suele resistirse a tomar la posta que dejan los grandes artistas –incluso vivos- de nuestro país. Esa posta implica el éxito en la contradicción, y esa contradicción es la pretensión de perennidad de un discurso pictórico.    

-¿Cuáles son tus artistas favoritos del país?   

-Siempre me gustaron Holden Jara, Bestard, Núñez Soler, los cuadros de Colombino en la dictadura stronista, y ya en democracia Burt, Miranda, Ruiz y otros. Hoy me sorprenden las obras de Fidel Fernández, y estoy seguro que a muchos les va a ser muy difícil hacerle sombra a este muchacho, hasta creo que comprar un cuadro suyo sería la mejor inversión en arte que hoy podría hacer un coleccionista.    

-¿Cómo creés que se debería incentivar más el cultivo de las artes?   

-Lo primero es la dignificación del arte (no así la sacralización, pues de esa forma el arte nunca estará al alcance de nadie); la fraternización abierta de los artistas; la migración interna y externa (aunque en todas partes existan las ostentosas distracciones del consumo, también hay algo de originalidad en todas partes, y la originalidad del arte no cansa, el mercado sí). 

Falta también  educación; el reconocimiento a los artistas, que debe partir de la sociedad y, como la sociedad es un esquema político, la política debe agendar ese reconocimiento ya sea a nivel estatal, sectorial o privado.



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