jueves, 5 de junio de 2014

Una fiesta teñida de sangre




Es mentira eso de que los libros no muerden. Claro que lo hacen, con sus diente afilados, muchos de ellos se incrustan en los cerebros de la gente. Y el mejor momento para mostrar dientes es una gran exposición. La XX Libroferia de Asunción nuevamente está convocando a miles de paraguayos, que en un alto grado, ya la califican como "el evento cultural más importante del país". Y no es para menos: hay más de 100 expositores y decenas de actividades todos los días.

La diversidad cultural que se tiene es evidente con la presentación de distintos libros y autores. La gama se amplía cada año. Hay libros para todos los gustos, literalmente. En ofertas, sobresalen, principalmente, Santillana y Librería de la Paz, quienes tienen descuentos de hasta el 60%, para algunos títulos. Los tradicionales libros a partir de 10.000 guaraníes de Servilibro este año no faltaron. Intercontinental ofrece títulos a partir de tres por 20.000 guaraníes.

Niños y jóvenes rebuscándose, adultos lectores que no reconocen el tiempo y se pierden entre los estantes de las historias. Muy ordenada la muestra. Resalta el stand de la Municipalidad de Asunción, que este año decoró su local de manera "ecológica". Además de exponer libros antiguos, regala plantitas traídas directamente del Jardín Botánico (tienen tajy). Los nombres de los salones auditorios no variaron mucho (Augusto Roa Bastos, Rubén Bareiro Saguier y Gabriel García Márquez). 




Pero no todo es color de rosa. Este año, los libros de Sagan aumentaron de precio en El Lector (de G. 200.000 pasaron a costar 250.000) y para los que todavía no compraron los Juegos del Hambre se van a llevar la sorpresa de que en algunos locales el precio ronda los G. 130.000. Pero uno se puede llevar gratas sorpresas, también, como me pasó a mí, que encontré un libro de Ménage sobre las mujeres filósofas (algo que no nos muestran en Filosofía UNA).

Lamentablemente, escribo esto mientras el país se hace eco de la ratificación de la condena a prisión por plagio al escritor y dramaturgo Nelson Aguilera, demostrando que la justicia paraguaya sigue también la tendencia oscurantista y autoritaria de nuestra cultura. Qué linda fiesta la de Villa Morra y qué mala noticia nos tiró el Palacio de Sajonia el día de hoy. La literatura está bañada de sangre, en un momento de celebración.

El daño que los magistrados han hecho a la cultura tiene un precio y se llama tercermundismo. Están enviando a la cárcel a un artista por un delito no cometido. Están ratificando la barbarie, demostrando ignorancia y chabacanería en su máxima expresión. ¡Qué pena dan estas personas! El gremio de escritores y las personas que utilizan su cerebro no deben permitir semejante horror.

Mientras tanto, podemos seguir yendo a la Libroferia, quizás con un distintivo negro para evidenciar nuestra indignación.  A seguir leyendo, para no convertirnos en los jueces que intentan poner trabas a la libertad y a la creatividad.

 
 

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